Día mundial de la tarta de queso
Casi todos lo asociamos a una creación neoyorquina, sin embargo, ¿sabías que el cheesecake tiene sus orígenes en la antigua Grecia? Posiblemente, este hecho haya contribuido a que este delicioso pastel de queso se merezca un día especialmente dedicado a él. ¡Feliz Día Mundial de la tarta de queso!
Cada 30 de julio el mundo entero se rinde a este pastel del que se sabe, formó parte del menú que los deportistas ingerían en los primeros Juegos Olímpicos de la historia, allá por el año 776 a.C. Los griegos serían por tanto los “inventores” de este postre de queso, aunque seguramente el que tomaban los deportistas de la antigua Grecia diste mucho del que hoy conocemos. De hecho, en la actualidad, las recetas de cheesecake o del pastel de queso son innumerables, tantas como cocineros/as y reposteros/as puedan reinterpretar. En foodVAC también tenemos nuestra propia versión, un cheesecake sin gluten listo para regenerar y servir customizado al gusto. el nuestro está elaborado únicamente con queso, huevo, azúcar, nata, margarina y vainilla.
Con acento neoyorquino
Pero sigamos conociendo un poco más a este exquisito pastel. Como decíamos al principio, todos nos trasladamos mentalmente a New York al oír hablar del cheesecake. Y lo cierto es que los neoyorquinos se han ganado a pulso esta asociación de ideas. No en vano, fue un fabricante quesero de New York el que añadió el queso en crema a la receta original, allá por el 1872. Fue por casualidad, cuando trataba de reproducir una variedad de queso francés, cuando acabó obteniendo un queso suave y cremoso, que más tarde distribuyó envuelto en papel de aluminio bajo el nombre de Philadelphia Cream. Este ingrediente ha sido clave para el pastel de queso que hoy todos conocemos.
El cheesecake se convirtió ya a principios del siglo XX en un icono dulce para los neoyorquinos, símbolo que permanece hoy. Dicen que cada cafetería neoyorquina se precia de tener una versión propia de este pastel, aunque la autoría de la versión genuina se le atribuye a un joven emigrante alemán, Arnold Reuben. Este cocinero probó un pastel de queso en una fiesta y hasta no conseguir su propia versión, no paró.
Un pastel cosmopolita
Pero este pastel con más de 3.000 años de historia no solo ha sabido sobrevivir al paso del tiempo y adaptarse a los nuevos paladares, también ha sabido colarse en cada rincón del planeta. Sin salir de Estados Unidos, podemos ver cómo Chicago tiene una versión con crema agria, y cómo en St Louis se le rellena con una capa adicional variada entre la crema de queso. En el resto del mundo también elaboran infinidad de variaciones: en Italia con queso mascarpone, ricotta y miel; los griegos utilizan feta o Mizithra; los alemanes le ponen queso cottage y no realizan la base con galletas, sino con masa recién preparada; Polonia tiene su propia versión llamada sernik; y en Japón combinan claras de huevo y almidón de maíz. Incluso existen por el mundo versiones con quesos azules, chiles picantes, marisco y tofu entre otros ingredientes.